
Por: Ricardo Bustamante.

Luis Enrique Arias y Libreros ama a dos empresas y a un hombre. Comenzamos por el ser humano que quiere: es su abuelo y ex alcalde de Soledad Benjamin Libreros Camargo, quien ayudó a criarlo y estuvo pendiente siempre de él. Es por eso que su segundo apellido lo resalta y lo amarra con la conjunción copulativa. Se presenta personalmente y a través de los micrófonos de las emisoras donde ha laborado como Luis Arias y Libreros. Dice Lucho que para nada es esnobismo el hecho de intercalar su apellido paterno con el materno con la solitaria consonante, solo, añade, es por agradecimiento.
Las entidades que con amor recuerda son: La Telefónica, donde después de muchos años de labores logró pensionarse y, su otro cariño verdadero, la radio, donde llegó alentado por amigos y extraños que a cada rato le elogiaban el cañón de voz que tenía y aún tiene. Arias y Libreros, se define como locutor, animador de salones de baile y feliz pensionado.

Está próximo a cumplir 75 años de edad. Cuando sonríe y carcajea, unos buenos calendarios se sustraen de su humanidad. Lo que veo y siento de Lucho, al tenerlo a dos metros de distancia, es que es un barranquillero gozón, sencillo y orgulloso de su pasado y presente. Los vendedores ambulantes al pasar por el frente de su casa, ubicada en el barrio Modelo, hacen una pausa para gritarle “cañonero” o “Luchoooo”.
Nació en la tradicional localidad de Chiquinquirá, que recuerda con mucho cariño y nostalgia. El hijo de Wenceslao Arias Arquez y Ruth Libreros, padre de tres luises: Luis Fernando, Luis Enrique y Luis Miguel, cursó hasta tercero de bachillerato en el Colegio Americano y luego estudió electricidad en el Sena, y fue asistente a varios cursos de electrónica.
Ese sonido producido por la vibración de las cuerdas vocales llamada voz, en Arias y Libreros se emite con excelente timbre, suficiente volumen y tono, y con una extraordinaria dicción al hablar. A Lucho no hay que pedirle que repita lo que acaba de decir; el interlocutor escucha y entiende, desde el inicio, sus expresiones, de manera clara y grata a los oídos.
Un cañón familiar

El origen de su destino como locutor de emisoras y animador de fiestas estuvo en la necesidad imperiosa de aliviar la menguada economía de su hogar, lo que lo obligó a trabajar, desde joven, como anunciador de los artículos y rebajas del día que vendían los almacenes de cadena, como el Ley, situado en la esquina de la calle 72 con avenida Olaya Herrera; y el Sears, ubicado en la calle Caracas con carrera 46. Los clientes volteaban a ver al muchacho del micrófono, porque les llamaba la atención la voz de Lucho Arias. Todos los días le decían, amigos y extraños, que servía para locutor. Es el momento, anota Arias y Libreros, que voy a un lugar y cuando las personas a mi alrededor escuchan mi voz y me expresan lo mismo. Lo que creo, agrega Lucho, es que la gente en algún momento me han escuchado en la radio y, al oír mi voz en vivo y en directo, le es familiar.
La primera emisora donde laboró como locutor Arias y Libreros fue Radio Cumbia, luego en Riomar de Todelar, seguidamente en Radio Universal, Emisora Atlantico, y se desempeñó como director de Radio Mar Caribe, de propiedad del campeón Edgar Perea Arias.
Zafarrancho costeño

Arias y Libreros ha sido animador en los Carnavales y en otras festividades, de muchos salones de baile como los realizados en el Hotel El Prado y en la caseta “Matecaña” y de innumerables verbenas de barrios de Barranquilla y municipios circunvecinos; también ha sido organizador de festejos como “zafarrancho costeño”, realizado en su amplia y acogedora casa del barrio Modelo.
Lucho es un amante empedernido de todos los géneros de la música; sus deportes preferidos son el béisbol y el fútbol. Cómo hobby, Lucho es un enamorado de la mecánica de carros y motos. Manifiesta que estuvo en el estadio de béisbol de Houston, en la parte comercial en transmisiones de Marcos Pérez Caicedo y Mike Schmulson. Como locutores admira a Marcos Pérez y a Edgar Perea. Por último, concluye Arias y Libreros: “fueron dos monstruos de la radio. Difícilmente serán superados”.